Una de las tantas carreras que alguna vez quise estudiar, fue Informática. O algo así.
En algún momento de mi vida preparatoriana, mientras llevaba mis clases de computación y descubría Internet, pensé que sería buena idea. Esa sensación desapareció un día que mi computadora se volvió loca, borró mi trabajo y no la pude arreglar yo sola.
Ese día comenzó mi distanciamiento de las computadoras. No quise saber nada que tuviera que ver con ellas y no me esforzaba para conocer nada más de lo que necesitaba.
Y heme aquí con un blog que usa una plantilla que elegí de una lista; sin saber bien cómo funciona esto de los posts y frustrada porque quiero hacer tantas cosas lindas pero no sé cómo.
Heme también acá, leyendo sobre cómo diseñar bases de datos en un libro dedicado a los “Simples Mortales” ¡Pero yo no quiero ser una simple mortal! Realmente disfruto esta lectura. Y el proceso del diseño de la base de datos. Y me regocijo cuando pienso en los resultados. Tal vez no habría sido tan mala idea estudiar algo al respecto.
Creo que no soy TAN mala para las matemáticas; pero también creo que no tengo esa natural inclinación hacia las ciencias exactas. Tendría que esforzarme mucho. Y así no sería natural. En fin ¡una puede tener tantas pasiones!
p.d.- Ingenieros y compuñoños abstenerse de cualquier risa irónica ante mi obvia ingenuidad y falta de conocimientos computacionales
Comentario al margen (¿nota innecesaria?): Una de las consecuencias de haber estudiado historia es la inseguridad con respecto a mis conocimientos. Me da miedo decir algo sin conocer a fondo el tema tratado. Por eso me anticipo a los comentarios de los versados en el tema de la computación y hago aclaraciones innecesarias. Me pregunto: ¿es mi alucinación o a muchos historiadores les pasa lo mismo?