La primera impresión
Ayer tuve mi primera sesión de terapia de grupo (una terapia en la que el resto del grupo ya tenía un par de meses asistiendo). Me habían platicado maravillas del terapeuta: sabrosísimo, inteligentísimo, con poderes mágicos, simpatiquísimo e irresistible. Según los pronósticos, lo más seguro era que también yo me enamoraría de él.
Llegué un poco desconcertada. No podía recordar por qué había decidido ir, mi mente estaba en blanco. A pesar de que hace un par de semanas tenía mil y un argumentos y explicaciones que, según yo le escupiría cuando lo tuviera enfrente, no supe qué contestar.
Nunca había ido a terapia. En mi vida. Yo pensaba que cuando llegara y estuviera en presencia del terapeuta, las palabras fluirían y no me costaría trabajo hablar. Pero no. Nada de magia.
Además cometí un grave error: cuando elegí mi ropa en la mañana, jamás recordé que sería la primera noche de psicólogo. Así que me puse mi blusa favorita. La blanca con letras enormes negras y rojas que dicen
Sí… mal hecho…
El terapeuta me dejó de tarea que escribiera un cuento de hadas sobre mi vida, porque él supuso que me encantaban “las hadas, príncipes azules, dragones, magos y todas esas mafufadas” (y eso que no le di detalles sobre los pasatiempos del Ingeniero)
Creo que su primera impresión de mí no fue muy buena.
Tampoco la mía de él. Digamos que tiene varias de las cosas que no tolero en los hombres:
- Que manejen como si la calle fuera de ellos: a gran velocidad, metiéndose donde les da la gana y, por si fuera poco, enojándose con los conductores que se los recriminan
- Que usen pantalones apretados con la playera FAJADA
- Que exageren sus gestos al grado de hacer pequeñas representaciones teatrales
- Que se pinten rayitos
- Que usen joyería
- Que les guste Joaquín Sabina
Lo siento nenas, no comparto su afición por nuestro terapeuta. Creo que no existe forma en la que yo pueda llegar a enamorarme de él. Así como tampoco creo que exista forma en la que yo pueda llegar a caerle bien a él. Tal vez también tengo cosas que él no tolera en las mujeres.
Así que… no sé si debería ir a la segunda sesión…
P.D. ¡¿qué tienen de malo las princesas, hadas y dragones?! ah! y los guapos caballeros que, espada en mano y sobre briosos corceles, desafían a los monstruos más temibles por conquistar el corazón de su dama que, víctima de la envidia de una maligna bruja, permanece encarcelada en una fría mazmorra donde un sabio hechicero disfrazado de mapache le lleva de comer y la consuela cuando no puede contener las lágrimas que brotan de sus hermosos ojos porque espera, ansiosa, el momento en que se reunirá con su amor verdadero…
…
…ahem…